Las modas no son, después de todo, sino epidemias inducidas
La semana:
El número de muertos por el coronavirus de Wuhan ya ha superado el centenar. Según las cifras que ha dado a conocer la Comisión Nacional de Sanidad de China, el total de víctimas mortales alcanza los 106 en todo el país. El número de casos confirmados es de 4.515. El número de casos sospechosos roza los 7.000, mientras que se mantiene en observación a casi 45.000 personas. Las autoridades chinas notificaron el pasado 31 de diciembre 27 casos de neumonía de origen desconocido. El virus infecta las vías respiratorias y causa síntomas que van desde un cuadro leve (tos seca, fiebre…) a graves dificultades para respirar y una neumonía potencialmente mortal. De momento no existe tratamiento ni vacuna, y la asistencia médica se centra en los síntomas y en dar soporte vital al enfermo. China compartió con la OMS la secuencia genética del virus el 12 de enero, cinco días después de su identificación. Esto permitió crear un protocolo de diagnóstico específico con el que cuentan todos los países miembros. La enfermedad afecta más a hombres y a personas mayores de 45 años. Los expertos apuntan que la tasa de mortalidad del nuevo patógeno es baja, sobre el 3%, en comparación con virus similares, según los primeros datos disponibles. China ha decidido someter a cuarentena a la ciudad de Wuhan, de la que no es posible salir ni entrar desde la pasada madrugada, y más de una docena de localidades cercanas. En total, ha confinado a más de 46 millones de personas. Aeropuertos de la gran mayoría de los países asiáticos, así como Estados Unidos, Reino Unido y Rusia, entre otros, han establecido medidas de control para detectar viajeros procedentes de las zonas afectadas con síntomas compatibles con el nuevo virus, aunque prácticamente todas las aerolíneas ya han dejado de volar desde el entorno de Wuhan. La Organización Mundial de la Salud ha monitorizado la evolución del brote prácticamente desde el primer día. El comité de emergencia decidió el jueves pasado no declarar aún la emergencia internacional, algo que sí hizo en otras ocasiones: por la gripe A en 2009, contra la polio en 2014, contra el ébola en África Occidental en 2014, contra el zika en 2016 y el pasado mes de julio contra el ébola en la República Democrática del Congo.
Desde el 17 de enero, el día anterior a que los mercados mundiales comenzaran a ponerse más nerviosos con la expansión de la enfermedad respiratoria, las actividades que se han visto especialmente afectadas son las aerolíneas, los artículos de lujos y los hoteles. Centrándonos en las aerolíneas europeas, cabe destacar que solo este lunes las cinco principales aerolíneas europeas perdieron en valoración de mercado cerca de 2.000 millones de euros en bolsa por el riesgo de que el coronavirus afecte a la demanda de viajes, tanto hacia Asia, como en el resto de las rutas. El sector en conjunto presenta un descuento del 10% respecto al inicio del año, con Air France-KLM y Deutsche Lufthansa alcanzando rebajas del 16% y del 13%, respectivamente. La exposición a Asia del grupo de origen francés se sitúa en el 22%, mientras que la de la compañía alemana se va al 24%, aunque la amenaza aumenta según se expande el coronavirus por diferentes regiones. Por su parte, IAG cede más de un 8% en 2020.
En un año que comenzaba lleno de optimismo ya llevamos dos sobresaltos: primero el aumento de la tensión entre EE. UU./Irán y la expansión de la enfermedad del nuevo coronavirus. No obstante, en el escenario actual de tipos de interés, cualquier inversor que quiera conseguir algo de rentabilidad tiene que asumir más riesgos. No podemos olvidar que nos encontramos en año electoral en EE. UU. Trump necesita que las bolsas avancen hasta noviembre. Si se produjera una caída del mercado de acciones su reelección estaría en riesgo, por ello va a modular las relaciones con China dándole hilo a la cometa y manteniendo las buenas noticias hasta entonces, seguirá con la presión sobre la FED para que baje tipos, y se guardará un as en la manga en forma de rebaja fiscal para sus ciudadanos si las noticias económicas inquietan a su electorado. Como referencia histórica el S&P500 ha avanzado +11% en los años electorales desde 1928, con cuatro excepciones, (1932) durante la depresión de los años treinta, el segundo antes de la entrada en la IIGM (1940), el tercero por el estallido de la “burbuja puntocom” (2000) y el último la crisis financiera (2008). El patrón parece claro: el presidente en el cargo hace todo lo posible para que la bolsa suba porque eso favorece su reelección… y lo consigue, siempre que no haya una razón específica tremendamente poderosa en contrario. Este año parece haber empezado con buen pie.
En el plano doméstico, el Banco de España ha publicado recientemente un estudio donde afirma que el gasto en pensiones sobre el PIB se incrementará en casi 5 puntos en 2050 si no se aplica el Índice de Revalorización ni el Factor de Sostenibilidad propuestos en la nueva ley de la reforma de pensiones. El Índice de Revalorización, instrumento establecido en 2013 con el objetivo de sustituir al IPC y ajustar las revalorizaciones garantizando el equilibrio financiero de las pensiones públicas continúa vigente pero no se ha utilizado. En el periodo 2014-2017 el gobierno decidió fijar un mínimo de subida del 0,25%, y desde el año 2018 la revalorización de las pensiones se está actualizando nuevamente con la previsión del IPC. Por su parte, la aplicación del Factor de Sostenibilidad se ha retrasado de momento hasta 2023. Es un hecho que la dificultad a la hora de aplicar estas medidas poco populares es elevada, poniendo de manifiesto la importancia de planificar nuestro ahorro privado de cara al futuro incierto de las pensiones públicas.
Impacto:
“Una empresa cumple con la sociedad en general a través de sus actividades, apoya a las comunidades en las que trabaja y paga un porcentaje equitativo de los impuestos. Garantiza un uso seguro, ético y eficaz de los datos. Actúa como garante del universo ambiental y material para las generaciones futuras. Protege de un modo responsable nuestra biosfera y es adalid de una economía circular, compartida y regenerativa. Amplía incesantemente los límites del conocimiento, la innovación y la tecnología para mejorar el bienestar de las personas”. Este es uno de los epígrafes del manifiesto de Davos 2020, renovación del manifiesto original firmado en 1973 abogando por un nuevo papel de las compañías en la cuarta revolución que atravesamos. En el manifiesto se aboga por un modelo más centrado en el conjunto de actores que interactúan con las empresas (trabajadores, clientes, proveedores, sociedad) y donde las empresas ofrezcan a sus accionistas un “rendimiento que también tenga en cuenta los riesgos y la necesidad de innovar, donde la generación de beneficios a corto plazo no ponga en riesgo la generación de beneficios, y no solo financieros, para las generaciones futuras. En definitiva, un modelo de gestión sostenible.
El faro de los mercados:
Desde hace varias semanas los mercados daban claras señales de sobrecompra que hacían pensar en una posible corrección. Y ya hemos encontrado la excusa perfecta: la propagación de un nuevo coronavirus desde China. No somos expertos en epidemiología, pero con la realidad del momento, creemos que se está exagerando un poco (la cifra de muertos es una fracción de las muertes provocadas por la gripe común a nivel mundial, por ejemplo). Con ello no queremos decir que no pueda convertirse en un asunto realmente grave a nivel global. Insistimos, lo desconocemos. Pero, por el momento, es una cortina de humo perfecta para tapar otra realidad: la Reserva Federal en las últimas semanas ha contenido su balance e incluso en los últimos días lo ha reducido. Hay que pensar, que el balance de la Reserva Federal se incrementó en 300.000 Mll USD desde septiembre a final de año, lo que se tradujo en un aumento de la capitalización bursátil americana en el entorno de 3Trn USD (es decir 10 veces más). En la semana que finalizaba el pasado miércoles la reducción de balance había sido de 25.000 Mll USD. Algo que se ha traducido en un ajuste de los activos de riesgo, con los medios de comunicación poniendo como excusa al coronavirus. Pero una vez más, parece que la realidad de los mercados se ajusta al papel de los bancos centrales. Veremos qué dice la Reserva Federal mañana tras su reunión, aunque no deja de ser curioso cómo en las últimas horas, y tras una caída de tan solo el 3,5% en Bolsa (tras una subida de más del 15% desde septiembre), ya empieza a haber voces demandando una nueva “intervención” de la Reserva Federal. Muy triste.
La noticia amable:
Ana Cristina Herreros, la fundadora de una pequeña editorial de libros viajó a Senegal cuando se enteró de que un vendaval había destrozado la pequeña biblioteca de Casamance. Vendió sus libros en castellano y compró libros en francés para donarlos a la biblioteca, pero se dio cuenta de que esos libros no eran suficiente porque ninguno hablaba de la cultura de los niños a los que iban destinados. Entonces, comenzó a recopilar con una grabadora historias transmitidas oralmente por la gente mayor, generación tras generación, que estaban empezando a perderse y le pidió al bibliotecario que las tradujese. Así nacieron los Cuentos de la Serie Negra, que recogen estas historias populares africanas, que ahora han sido publicados en español, y cuyos beneficios de autor se destinan íntegramente a proyectos solidarios de ayuda a las propias comunidades de las que provienen los cuentos.
La frase:
Y nos despedimos con una frase del empresario estadounidense, Robert Kiyosaki: «Deja de hacer hoy lo que no quieres terminar haciendo toda tu vida».